miércoles, 16 de abril de 2008

Pequeñas cosas

El anillo rodó desbocado por el suelo de teatro "Los fundadores" de Manizales. Se calló de mis manos como burlándose de mis sentimientos de viajero melancólico. Con Gaba lo buscamos de cuatro patas por todo el teatro, pero no pudimos encontrarlo. Y se sumó a la lista de objetos perdidos en este viaje: mi celular en un taxi de Tucumán, una brújula digital en la plaza de San Francisco en Quito, el celu de Gaba en un locutorio de Medellín, el paraguas al subir a una buseta en Bogotá y ahora el anillo. Tal vez no hemos perdido estas cosas y fueron los lugares que los reclamaron, que se quisieron quedar con algo de nosotros. No obstante, vamos aprendiendo a no aferrarnos a las cosas que tenemos, porque tal vez en un rato no lo tengamos más. Hasta hace unos días compartíamos un departamento con unos amigos en Bogotá y ahora ya estamos otra vez en un cuarto de hotel, sin amigos y con un poco de nostalgia. En fin, este divague es solo para despotricar por una nueva pérdida que nos regala este viaje. Una pérdida no prevista, pues ya mandamos tres cajas de vuelta a Buenos Aires con cosas cuyo peso "sobra" en nuestras ya de por sí grandes mochilas.
Hay que viajar liviano, pues ya lo dijo el poeta "Son aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas en un rincón, en un papel o en un cajón".

Los queremos mucho!!!